El monstruo que
se comió la oscuridad
¿Por qué los monstruos asustan a los niños? ¿son todos malos?
¿o algunos sólo aparentan?; ¿qué o quién se esconde detrás del placar del
dormitorio por las noches?
Algunas veces
la imaginación desbordante del niño le hace ver seres “terroríficos”, sobre
todo por la noche.
Todos los niños creen que hay un monstruo bajo
su cama, o en su armario, o escondido detrás de las cortinas, o quizá oculto
bajo las sombras que forman los objetos cuando apagamos la luz.
En el caso de Lorenzo es verdad: hay un
monstruo bajo su cama, uno pequeñito, pero hambriento, muy hambriento. Después
de haber probado un poco de todo lo que el niño guarda bajo su cama, no
consigue sentirse saciado. Hasta que prueba a absorber la oscuridad del
interior de una caja de cartón. Ay, amigo, ahí encuentra lo que andaba buscando,
algo que por fin le va a llenar el estómago.
¿Pero qué pasa cuando la oscuridad se acaba?
Sí, en ella habitan los monstruos más monstruosos (incluso los pequeñitos),
pero también sirve como refugio para los zorros o para los conejos en sus
madrigueras. Es más, si no hubiera oscuridad, ¿cómo veríamos el brillo de la
luna y las estrellas? Y lo que es peor, ¿cómo va a saciar su hambre este
pequeño monstruito que cada vez es más grande?
Después de leer
este cuento, todos los niños querrán adoptar un monstruo pequeñito y en lugar
de temer la oscuridad, se dormirán tranquilos con la ilusión de encontrarlo.
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